SED DEL DIOS VIVO


 

"Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?". Salmos 42:1-2


Hay personas que producen algo en el corazón de Dios, que entran en una lista especial y no es por su capacidad o su infalibilidad, sino porque han desarrollado una fe precisa. Tienen una entrega absoluta, están apasionados por Jesús, viven una ofensiva adoración, buscan el lugar, el espacio para estar con Él. Si lo tienen sentado a su mesa lo honran y lo bendicen. Todo esto está en nuestra naturaleza, solo debemos sacarlo hacia afuera, que no nos importe nada más, solo hacer la voluntad de Dios. Debemos ser parte del equipo que convoca Jesús. ¿Cuál es el resultado? Que la palabra se suelte y ocurra el milagro, morir para que Cristo crezca produciendo así una relación tan íntima, un encuentro tan profundo que nuestra fe sea elevada a un nuevo nivel para que el reino de los cielos sea extendido! 

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