Que Jesús controle tu vida
Vende todo lo que tienes, y tendrás tesoro en el cielo; luego ven y sígueme. Lucas 18:22
El joven rico se acercó a Jesús con una pregunta sincera: “¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?” Su anhelo era real, pero su comprensión estaba distorsionada. Pensaba que la salvación podía obtenerse haciendo cosas, cumpliendo requisitos, acumulando méritos. Sin embargo, Jesús miró más allá de sus palabras y señaló con amor lo que realmente ataba su corazón: sus posesiones.
El problema no era su riqueza. El problema era quién ocupaba el trono de su vida. El joven poseía muchas cosas, pero era esclavo de ellas. Jesús no le pidió limosnas, ni rituales, ni esfuerzos religiosos. Le pidió todo. Le pidió el control total de su vida.
Este pasaje nos recuerda que el seguimiento de Cristo exige rendición. No basta con darle partes de nuestra agenda, un poco de nuestro tiempo o una fracción de nuestros bienes. Él quiere nuestro corazón completo, sin reservas. Quiere que confiemos tanto en Él que podamos soltar todo lo que creemos que nos da seguridad y sentido.
Y cuando lo hacemos, descubrimos que el verdadero tesoro no está en lo que damos, sino en Aquel a quien seguimos. Jesús es el tesoro. Él es la recompensa. Lo demás es añadidura.
Hoy, pregúntate con sinceridad: ¿Qué estás reteniendo? ¿Qué valoras más que a Cristo? Entrégalo. No porque Él te obligue, sino porque sólo en Él está la vida que anhelas.
Señor, muéstrame si hay algo que amo más que a Ti. Ayúdame a soltar toda posesión, sueño o temor que me impida seguirte con libertad. Que no viva negociando contigo, sino completamente rendido a tu amor. Tú eres mi verdadero tesoro, mi riqueza eterna y mi paz. Hoy te entrego todo lo que soy y lo que tengo. Lléname con tu presencia. En El Nombre de Jesús, Amén.
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