El camino de la vida


      Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos. Proverbios 4:26

¿Cuál es el camino que estás determinado a tomar hoy? ¿Qué sendero piensas que es el correcto para tu vida? La mayoría de la gente formularía esta pregunta de la siguiente forma: “¿Qué quieres hacer con tu vida?” Pero realizar la pregunta de esa manera, sería la forma equivocada, pues a partir de tal afirmación estarías suponiendo que tienes total entendimiento y control sobre las cosas que podrían suceder, siendo que al final, esto no es realmente así.

Sólo Dios, todopoderoso y omnipotente, puede dar cuenta de las grandes bendiciones que ha preparado para Ti, Él sabe la suficiencia de la provisión que requieres, el alcance de los sueños que te tocan cumplir, pero siempre conforme a Su voluntad y al mayor grado de bien que estos puedan traerte, sin que ello signifique que encontrarás en el camino todo lo que específicamente te has planteado o imaginado.

Por ello, es lo más prudente actuar con la sabiduría que el Señor espera de nosotros, y además con humildad someternos a Él diciéndole: “Padre, ¿qué deseas que yo haga?” Desde este posición dejarás que Dios mismo establezca el camino que debas transitar. Después de todo, Efesios 2:10 nos enseña: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. ¡Si Dios nos ha creado con un propósito en mente, con total seguridad nos guiará hacia ese propósito!

Así que pon de primero en tu mente, las cosas maravillosas que El Señor quiere hacer en y a través de tu vida y no detengas tu avance. Al entregar tu vida libremente a Él con fe, descubrirás todo para lo que fuiste creado. En otras palabras, obedece a Dios con tu mejor esfuerzo, deja en sus poderosas manos cualquier resultado, y Él te llevará por el sendero de las grandes bendiciones, que con certeza, ha preparado de antemano, para Tu mayor bien.

Señor, entrego mi vida a Ti. Dirígeme y revélame lo que quieres que yo haga para darte a Ti, la mayor gloria con cada una de mis acciones. Gracias por darme mis dones, por planificar buenas obras para que las realice y por asegurar mi futuro. Guíame, Señor. Te seguiré adondequiera que desees llevarme, En El Nombre de Jesús, Amén.

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