Versículo Bíblico, Mateo 5:30
Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. (Mateo 5:30)
Al escribir su Evangelio, Marcos describió el episodio de la vida del Maestro en el que una mujer fue curada por Él simplemente tocando sus vestiduras: “Ella había oído hablar de Jesús, así que se metió entre la multitud, se acercó por detrás y tocó su manto, pues pensó: ‘Si tan sólo toco su manto, quedaré curada’. Pronto la sangre dejó de fluir y ella estuvo segura de que estaba curada.
En el mismo momento Jesús sintió que el poder había salido de Él. Entonces se volvió entre la multitud y preguntó: “¿Quién ha tocado mi manto? Los discípulos le respondieron: “¿Acaso te aprietan por todas partes y sin embargo preguntas esto? Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. Entonces la mujer, sabiendo lo que le había sucedido, se arrojó a sus pies, temblando de miedo, y se lo contó todo. Entonces Jesús le dijo: “Hija mía, has sido curada porque tuviste fe. Vete en paz, ya estás libre de tu sufrimiento” (Marcos 5:30-34).
En los tiempos que corren, todavía podemos “tocar a Jesús” si tenemos una postura de fe y confianza, confiándole nuestros problemas, ansiedades y aflicciones, entregando completamente nuestro corazón a él para que en nosotros sea el, el supremo alfarero que corrige nuestras imperfecciones y nos hace vasija nueva y sin grietas.. Él quiere sanarnos y ayudarnos. La iniciativa de acudir al Maestro con fe debe ser nuestra. Entonces Él nos concede la curación, el perdón y la ayuda. Él siempre es bueno
Gracias Padre porque eres siempre bueno y misericordioso y me has prometido Tu presencia, Tu cura, y Tu salvación aún en medio de mis errores e imperfecciones. Gracias Padre, En El Nombre de Jesús, Amén.
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