Palabras de edificación: Presencia
Una Palabra:
PRESENCIA
Un Versículo:
Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah (Salmos 46:11)
El Salmo 46, uno de los más hermosos de las escrituras, es una declaración de la firme presencia de Dios en la vida de aquellos que han decidido seguirle.
Este salmo revela tres formas en las que Dios desea apoyarnos en las tormentas de nuestras vidas: (1) Él es nuestro refugio, nuestra protección frente a las fuerzas externas que nos rodean. No siempre elimina estas fuerzas, pero nos envuelve en sus brazos y se convierte en un refugio mayor que cualquier otra fortaleza que por nuestros propios medios querramos hallar; (2) Él es nuestra fortaleza, una fuerza interior para que resistamos en el momento que se nos presenta. Él no guarda esa fuerza para mañana; nos da la gracia que necesitamos hoy. Mañana Él nos dará la gracia que necesitamos para mañana – así como para todos los días que la necesitemos; (3) Él es ayuda siempre presente en la adversidad. Por inesperadas y angustiosas que sean nuestras circunstancias, Él está preparado y sin demora.
Los Evangelios nos ofrecen una imagen maravillosa de este Dios siempre presente, acogedor y consolador. Una violenta tormenta se abatió sobre el mar de Galilea y los discípulos se aterrorizaron. Despertaron a Jesús (de alguna manera se las arregló para dormir mientras las olas se agitaban a su alrededor), y Él calmó la tormenta. Jesús estaba allí en la barca con sus discípulos ofreciéndoles su fuerza y protección, igual que está con nosotros hoy.
Dios quiere que sepas que está de tu lado. Él no está esperando a que cometas un error para poder corregirte. Está aquí para ayudarte, porque, incluso cuando te sientas abrumado por el miedo, tu única y verdadera seguridad vendra de Su amor, Su bondad y Su misericordia, cualquiera sea Tu situación.
Oración:
Señor, no tengo más que agradecerte que hayas dispuesto para mí y para cada uno de los que creen en Ti y Te siguen con fidelidad, la promesa de Tu presencia acogedora, consoladora y restauradora, en los momentos de prueba, en las circunstancias apremiantes, en los tiempos de adversidad, pues nada en este mundo puede suplir Tu amor que sana, Tu poder que libera y Tu cuidado, que es el único que nos libra y nos librará de todo peligro, hoy, mañana y siempre. Gracias Padre que Tu presencia nunca me falte, En El Nombre de Jesús. Amén.
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